El pastel de La Cierva es típico de la zona del Mar Menor, más concretamente de la población de San Javier.Según se la leyenda, tiene origen en el cocinero de un barco ruso que fondeó en aguas del Mar Menor allá por el siglo XIX, y que debe su nombre al político Juan de la Cierva, al que se lo dieron a probar en una ocasión y le gustó tanto que pidió que el pastel llevara su nombre...así que nadie se asuste, que no está hecho con cierva, sino con pollo.
Recuerdo que cuando se pasaba por S. Javier era una parada obligatoria la pastelería La Peladilla para comprar alguno de estos deliciosos pasteles, ahora hace ya mucho tiempo que no me acerco a comprar ninguno, pero a veces me apetece un montón volver a comerlo...así que me he decidido a hacerlo.
Esta ha sido la primera vez y seguro que no será la última pues han salido muy ricos, muy parecidos al sabor que recuerdo.
El pastel es muy sencillo, consiste en una masa dulce y aromática rellena de pollo y huevos duros, este contraste dulce-salado es lo más característico y aunque puede chocar un poco, es la gracia del pastel.
Estos son los ingredientes:
-medio pollo cocido, deshuesado y troceado y un vasito del caldo
-dos huevos duros
-250 gr. de manteca de cerdo
-250 gr. de azúcar
-1 huevo
-la ralladura de un limón
-500/700 gr. de harina
-1 huevo batido para barnizar
Así se hace:
Batir en un cuenco la manteca con el azúcar hasta que esté bien cremosa, añadir el huevo y la ralladura de limón y seguir batiendo, ir añadiendo la harina y amasando hasta obtener una masa compacta que no se pegue a las manos (yo he tenido un problema con el peso y no sé exactamente cuanta le he echado), a mi al principio me ha quedado demasiado quebradiza y le he añadido un chorrico de leche. hacer una bola con la masa, envolverla en papel film y guardarla en el frigorífico durante una media hora.
Pasado este tiempo, precalentar el horno a 180º y estirar la masa ente dos hojas de papel de horno y cortar unos círculos algo más grandes de el tamaño de los moldes (pueden ser moldes individuales o uno grande), la masa es bastante frágil, pero si se rompe por algún sitio, se vuelve a unir al ponerla en el molde sin problema.
Adaptar bien los círculos de masa sobre los moldes y rellenarlos con los trozos de pollo y de huevo duro, echar algo del caldo de cocción del pollo en cada uno para que no se quede muy seco el relleno, tapar cada pastel con otro círculo de masa y cortar toda la que sobre.
Pintar la superficie de los pasteles con huevo batido y hornearlos durante una media hora, hasta que estén bien doraditos. Esperar a que se enfríen antes de desmoldarlos.