A pesar de ver a diario preciosas fotos de toda clase de dulces a cual más espectacular, a veces mi atención se fija en algo que en cualquier otro momento me pasaría desapercibido. Eso es lo que me pasó hace unos días con estas mini napolitanas de galleta que aunque no son nada llamativas, me cayeron simpáticas por su parecido casi exacto con las napolitanas de chocolate.
El parecido es solo exterior porque estas galletas son más bien duritas y crujientes pero os aseguro que están riquísimas, con un estupendo sabor a naranja y chocolate. Un vicio que apetece a cualquier hora.
He de reconocer que la masa es un poco difícil de manejar y es imprescindible que esté bien fría, así que os aconsejo respetar los tiempos de reposo en el frigorífico y en el congelador y sobre todo no añadirle más harina de la indicada para no endurecer la masa.
Cortar el chocolate en barritas de unos 4 cm de largo y reservar.
Poner en un bol la harina, el azúcar, la sal y la ralladura de naranja.
Añadir la mantequilla bien fría y frotar con la punta de los dedos hasta que toda la mantequilla esté bien mezclada con la harina y obtengamos una especie de arena.
Batir el huevo y añadirlo al bol con la mezcla de harina y mantequilla reservando un par de cucharadas para barnizar al final
Mezclar con una espátula o una rasqueta y acabar amasando a mano solo el tiempo justo para formar una bola. Envolverla en film y guardarla en el frigorífico durante 30 minutos.
Extender la masa con el rodillo entre dos hojas de papel de horno y guardar en el congelador durante otros 30 minutos.
Pasado este tiempo, cortarla en rectángulos de unos 4 x 7 cm. Poner una barrita de chocolate en el centro de cada rectángulo y cerrarlo sobre el chocolate aplastando un poco.
Poner las galletas en una placa de horno y meter en el frigorífico durante una hora.
Pasado este tiempo, precalentar el horno a 180º. barnizar las napolitanas con el huevo que habíamos reservado y hornear durante 15/20 minutos hasta que estén bien doradas.