Después de bastantes meses sin poder participar en el reto de Bake the World e incluso sin tener tiempo para hacer pan en casa, con el nuevo año he vuelto a las buenas costumbres y ya que el reto propuesto para este mes era bastante sencillo, he vuelto a hornear y a aportar mi granito de arena a este estupendo reto.
El pan elegido para este mes se trata del pan tigre, o pan de tigre, un pan de origen holandés cuya característica principal es su corteza cuarteada que le da el aspecto de la piel de un tigre. Esta corteza se consigue con una mezcla a base de harina de arroz y aceite de sésamo con el que se pinta el pan antes del horneado y que le proporciona este color tostado tan atractivo y un saborcito característico.
Cuomo os he dicho antes, es un pan muy sencillo, no necesita prefermentos ni nada especialmente laborioso y el resultado es un pan suave y tierno, estupendo para preparar deliciosos bocadillos. Es perfecto si aún no tenéis mucha experiencia panadera ya que con muy poco trabajo lograréis un pan delicioso y con un aspecto espectacular. la receta es de Sonia del fantástico blog L’Exquisit
Mezclar en el bol de la amasadora la harina, la levadura, a sal y el azúcar, añadir la mantequilla y el agua y amasar con el gancho hasta tener una masa lisa y suave, no importa que quede algo pegajosa. (Es mejor no añadir toda el agua al principio, sino reservar un poco para añadirla según necesite la masa ya que no todas las harinas absorben el líquido por igual). Engrasar con aceite un cuenco y poner en el la masa rodándolo para que se engrase toda la superficie. Cubrir con un paño o un plástico y dejar reposar durante una hora más o menos.
Mientras tanto, mezclar todos los ingredientes del acabado y dejar reposar tapado con film hasta que llegue el momento de usarlo.
Pasado el tiempo de reposo de la masa, dividirla en dos porciones y extender cada porción con el rodillo sobre la encimera espolvoreada con un poco de harina, formando un rectángulo. Enrollarlo por el lado más largo afinando las puntas y ponerlo sobre una placa de horno con la junta hacia abajo. Repetir lo mismo con la segunda parte de la masa. Tapar con un paño o una bolsa de plástico y dejarlo reposar durante unos 45 minutos.
Precalentar el horno a 200º.
Pasado el tiempo de reposo, pintar toda la superficie de los panes con la mezcla del acabado hasta usarla toda. Hornear durante unos 25/30 minutos, hasta que esté bien dorado.