Querida Begoña:
Han llegado hasta mis oídos noticias de que has organizado un sorteo en el que pueden participar todos aquellos blogs que publiquen una receta de verano, e incluso personas que no tengan blog, mandándote la receta. Y he oído también que el premio serán dos estancias de una semana en un apartamento en Nerja…
La verdad, si no conociera a quien organiza el sorteo, pensaría que la cosa tiene truco…ya sabes, cuando te intentan vender algo a cambio de un viaje o algo por el estilo. Pero como te conozco, sé que no solo la cosa no tiene truco, sino que el premio será aún mejor de lo que parece, porque aunque en las bases del sorteo no se dice nada, lo mejor de todo será conoceros a ti y a toda tu familia, disfrutar de vuestra hospitalidad y probar alguna de las fantásticas cosas que salen de tu cocina.
Ya sé que me dirás que para pasar unos días en Nerja no hace falta que me presente al concurso, porque para visitar a la familia no tengo que esperar a que me toque un premio, y que cuando quiera disfrutar de ese precioso pueblo tengo un lugar maravilloso donde ir, pero si hay algo a lo que no puedo faltar, es a cualquier cosa que tú convoques.
Pero el caso es que desde hace dos meses, con esto del régimen solamente comemos lo que me dice la dietista, así que la cosa no estaba nada fácil, la verdad es que no me llegaba la inspiración…hasta que me acordé de esta sandía que preparé el verano pasado siguiendo una receta de un libro de cocina marroquí y que no sé por qué motivo aún no había publicado. Ya sé que es lo más simple del mundo y que no está a la altura de esas cosas difíciles que nos gustan a las dos, pero no me dirás que no es ideal para una de esas noches de verano en la terraza de Tamango después de una de esas cenas pantagruélicas que de vez en cuando compartimos.
La cosa no tiene más misterio que partir en cubos una sandía, recogiendo el jugo que suelte, poner los trozos de sandía en una ensaladera, mezclar el jugo que habíamos recogido con tres cucharadas de agua de rosas y regar la sandía con este líquido. Pondremos la ensaladera en el frigorífico durante un par de horas para que esté bien fresquita y la sandía se impregne bien del aroma de agua de rosas. Antes de servirla, la espolvorearemos con unas hojas de menta picadas.
Verás que no me he complicado mucho la vida, pero a veraniego no hay quien le gane, ¿no te parece?
Pues nada más, solamente desearte que el sorteo tenga una gran participación, como tu y el fantástico premio se merecen, y mandarte un enorme abrazo que espero que compartas con tus hermanas y con Marichu.
Hasta muy pronto!!!
Aviso:
Si alguien, aparte de Begoña, ha leído esta carta y aún no ha enviado su receta, que se de prisa, que el plazo termina el 9 de mayo!!!