Como cada día treinta de los últimos tres meses, llega el momento de publicar nuestras recetas para el reto Film & Food.
Este mes la película elegida ha sido Mi gran boda griega, una película del año 2002 que cuenta la historia de Toula, hija de una familia griega en Estados Unidos y de sus aventuras para lograr casarse con el hombre que ama.
Como podéis suponer, el reto consistía en hacer un plato de cocina griega, lo cual es un verdadero placer teniendo en cuenta lo fantástica que es, cocina 100% mediterránea con muchos toques orientales: muchas verduras, fantásticas aceitunas, aceite de oliva, especias, frutos secos, miel, higos, dátiles, pasas, pistachos…
La casualidad ha hecho que publiquemos este reto en unos momentos muy difíciles para ese querido país que he visitado dos veces y donde he disfrutado tanto. Ojalá pasen pronto estos tiempos tan tristes y Grecia logre rehacerse y seguir siendo el maravilloso lugar del que uno nunca quisiera marcharse…
No ha sido fácil elegir la receta, pero como ya he hecho algunos platos salados, esta vez me he decidido por el Galaktobureko o pastel de leche que llevaba tiempo queriendo hacer. Se trata de una crema de sémola, leche y huevos encerrada en una deliciosa capa crujiente de pasta filo y emborrachada con almíbar de vainilla, una verdadera delicia y nada difícil de hacer.
Estos son los ingredientes:
-400 ml. de leche
-un paquete de pasta filo, 6/8 hojas
-200 gr. de mantequilla fundida
-3 huevos
-2 yemas
-100 gr. de azúcar
-75 gr. de sémola de trigo
-la pulpa de una vaina de vainilla
-ralladura de la piel de un limón
Para el almíbar:
-300 gr. de azúcar
-200 ml. de agua
-1 cucharada de zumo de limón
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
Así se hace:
En una cazuela, batir los huevos, las yemas y el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa, incorporar la sémola, la vainilla, la ralladura de limón y la leche, calentar la mezcla sin dejar de remover hasta que empiece a espesar, retirar del fuego y añadir 100 gr. de mantequilla, mezclar bien.
Precalentar el horno a 190º
Engrasar un molde rectangular de unos 20 x 30 cm. (el mío era algo más pequeño). Cubrir el fondo del molde con tres o cuatro hojas de pasta filo, engrasando cada capa con la mantequilla derretida y procurando que la masa sobresalga del molde. Verter la crema de leche y sémola y cubrir con el resto de la pasta filo sin olvidar engrasar cada hoja, doblar por encima la masa que sobresalga, pintar abundantemente con mantequilla y con un cuchillo afilado, hacer unos cortes en la masa formando cuadrados y procurando no presionar la crema.
Hornear durante 15 minutos, pasado este tiempo, bajar la temperatura a 160º y seguir cociendo durante otra media hora, hasta que la capa superior esté bien dorada.
Para preparar el almíbar, poner en un cazo el azúcar, el agua y el extracto de vainilla, hervir durante unos 5 minutos. verterlo en un chorro fino sobre el pastel aún caliente.
No estaría de más acompañarlo con un café frappé al estilo griego...