De entre los pocos blogs que hemos mantenido abierto el tenderete durante este largo y caluroso agosto, ha habido uno que nos ha ofrecido una crónica tierna, poética, fantástica, no de unas vacaciones al uso, sino de un mes de noches de trabajo duro pero maravilloso, que he envidiado más que las playas, las grandes ciudades o los montes verdes y frescos.
Ibán, tiene un blog muy personal ¿Te quedas a cenar? y supongo que muchos lo conoceis ya, es un enamorado del pan y de él aprendí las primeras nociones sobre la masa madre y cómo hacer un verdadero pan lleno de sabor y de cariño, nunca se lo agradeceré bastante.
Pues este mes de agosto Ibán se ha ido a Londres a trabajar en el turno de noche en el obrador de Ottolenghi y desde allí está escribiendo su Diario de un aprendiz de panadero, si no lo habeis leído, no sabeis lo que os estais perdiendo, sobre todo si os gusta hacer pan.
La manera de describir la vida en ese lugar mágico está llena de poesía, de gracia, de amor por las cosas pequeñas. Ya sé a qué huele allí, he visto los aparatos, el maravilloso horno, las extraordinarias harinas, conozco a los panaderos polacos y la música que oyen durante el trabajo, y cada vez que leo un nuevo post, solo pienso una cosa: Yo también quiero estar alli!
Daos una vuelta por el blog de Ibán, acompañadle en su trabajo, ved lo que come en los descansos y envidiad esos bocadillos y esos muffins prodigiosos y después contadme qué os parece...
Y, claro, el siguiente paso era investigar qué era eso de Ottolenghi, que nunca había oído nombrar, así que me di un paseo por su página y vi que son unas tiendas de comida para llevar, algunas también con un pequeño restaurante, que ofrecen unos productos de gran calidad (Ibán dixit), todos elaborados por ellos con abundancia de productos frescos y poco manipulados y con una pinta que abre el apetito: panes, sandwiches, ensaladas, dulces, etc...Lástima que no sabía todo esto cuando estuve en Londres en julio!
Resumiendo, que hace unos días que tengo en casa el libro de cocina de Ottolenghi y ya conozco algo más de la historia de esos dos cocineros nacidos en Jerusalén pero en dos mundos opuestos, que solo se pudieron encontrar en Londres y que han creado una cocina con sabores de Oriente Medio y toques británicos.
Esta es la primera de las recetas de ese libro, pero vendrán más...Es un Pastel de ternera y cerdo dulce y picante realmente delicioso...
Estos son los ingredientes: (he modificado algo las cantidades)
-Un fondo de masa quebrada casera (receta abajo) o comprada
-2 cucharadas de piñones
-8 cucharadas de aceite de oliva
-300 gr. de carne de ternera picada
-300 gr. de carne de salchichas o carne de cerdo picada
-3 cucharadas de puré de tomate
-2 cucharaditas de azúcar
-2 cucharaditas de sal
-1 cucharadita de pimienta recién molida
-1 cucharada de menta seca picada
-1 cucharadita de canela molida
-1/2 cucharadita de nuez moscada rallada
-1/2 cucharadita de clavo molido
-1 cucharadita de pimentón dulce
-1/2 cucharadita de cayena molida o una guindilla picada
-2 cebollas pequeñas cortadas en tiras
-4 ó 5 huevos
Así se hace:
Forrar con la masa quebrada un molde de tarta bien engrasado y dejarla enfriar en el frigorífico al menos durante media hora.
Calentar el horno a 180º, pinchar la superficie de la masa con un tenedor, cubir el fondo con un papel de horno y lastrarlo con unos pesos (garbanzos o alubias), hornearlo durante unos 30 minutos, después quitar el papel y los pesos y meterlo de nuevo al horno durante 5-10 minutos, hasta que la superficie comience a dorarse. Se puede aprovechar para tostar un poco los piñones en el horno durante unos minutos.
Mientras se hornea el fondo de la tarta, podemos ir haciendo el relleno, para ello se calienta la mitad del aceite en una sartén, se añade la carne de ternera y se cocina a fuego fuerte durante unos minutos, entonces se echa la carne de cerdo, se mezcla bien y se fríe durante unos 15 minutos, se añade el puré de tomate, el azúcar, la sal y las especias, dejándolo unos 10 minutos más.
Mientras, en otra sartén con el resto del aceite, freiremos las cebollas a fuego suave, hasta que empiecen a oscurecer, entonces las escurrimos bien del aceite y las mezclamos a la carne junto con los piñones.
Para montar el pastel, ponemos la mitad de relleno, procurando escurrir el aceite, sobre la masa horneada, con el dorso de una cuchara hacemos dos hoyos en el relleno y rompemos un huevo en cada uno de ellos, con una cuchara de madera removemos suavemente los huevos con la carne, procurando que no se mezclen demasiado, sino que se distinga la clara de la yema, se cubre todo con el resto del relleno y se procede de igual modo con el resto de los huevos.
Volvemos a meter el pastel en el horno a 190º y lo dejamos unos 15 minutos, hasta que los huevos estén cuajados.
Se puede servir caliente o templado...frío también está buenísimo.
Para la masa, mezclar en un bol300 gr. de harina, 1/2 cucharadita de sal y 160 gr. de mantequilla fría cortada en cubos, mezclarlo todo con la punta de los dedos o en la amasadora, hasta conseguir unas migas finas, añadir 70 ml. de agua muy fría y mezclar muy poco, hasta conseguir una bola de masa, yo le he añadido una cucharada de semillas de amapola.
Esta masa se puede conservar en el frigorífico durante 5 dias, o en el congelador durante meses.
Ibán, tiene un blog muy personal ¿Te quedas a cenar? y supongo que muchos lo conoceis ya, es un enamorado del pan y de él aprendí las primeras nociones sobre la masa madre y cómo hacer un verdadero pan lleno de sabor y de cariño, nunca se lo agradeceré bastante.
Pues este mes de agosto Ibán se ha ido a Londres a trabajar en el turno de noche en el obrador de Ottolenghi y desde allí está escribiendo su Diario de un aprendiz de panadero, si no lo habeis leído, no sabeis lo que os estais perdiendo, sobre todo si os gusta hacer pan.
La manera de describir la vida en ese lugar mágico está llena de poesía, de gracia, de amor por las cosas pequeñas. Ya sé a qué huele allí, he visto los aparatos, el maravilloso horno, las extraordinarias harinas, conozco a los panaderos polacos y la música que oyen durante el trabajo, y cada vez que leo un nuevo post, solo pienso una cosa: Yo también quiero estar alli!
Daos una vuelta por el blog de Ibán, acompañadle en su trabajo, ved lo que come en los descansos y envidiad esos bocadillos y esos muffins prodigiosos y después contadme qué os parece...
Y, claro, el siguiente paso era investigar qué era eso de Ottolenghi, que nunca había oído nombrar, así que me di un paseo por su página y vi que son unas tiendas de comida para llevar, algunas también con un pequeño restaurante, que ofrecen unos productos de gran calidad (Ibán dixit), todos elaborados por ellos con abundancia de productos frescos y poco manipulados y con una pinta que abre el apetito: panes, sandwiches, ensaladas, dulces, etc...Lástima que no sabía todo esto cuando estuve en Londres en julio!
Resumiendo, que hace unos días que tengo en casa el libro de cocina de Ottolenghi y ya conozco algo más de la historia de esos dos cocineros nacidos en Jerusalén pero en dos mundos opuestos, que solo se pudieron encontrar en Londres y que han creado una cocina con sabores de Oriente Medio y toques británicos.
Esta es la primera de las recetas de ese libro, pero vendrán más...Es un Pastel de ternera y cerdo dulce y picante realmente delicioso...
Estos son los ingredientes: (he modificado algo las cantidades)
-Un fondo de masa quebrada casera (receta abajo) o comprada
-2 cucharadas de piñones
-8 cucharadas de aceite de oliva
-300 gr. de carne de ternera picada
-300 gr. de carne de salchichas o carne de cerdo picada
-3 cucharadas de puré de tomate
-2 cucharaditas de azúcar
-2 cucharaditas de sal
-1 cucharadita de pimienta recién molida
-1 cucharada de menta seca picada
-1 cucharadita de canela molida
-1/2 cucharadita de nuez moscada rallada
-1/2 cucharadita de clavo molido
-1 cucharadita de pimentón dulce
-1/2 cucharadita de cayena molida o una guindilla picada
-2 cebollas pequeñas cortadas en tiras
-4 ó 5 huevos
Así se hace:
Forrar con la masa quebrada un molde de tarta bien engrasado y dejarla enfriar en el frigorífico al menos durante media hora.
Calentar el horno a 180º, pinchar la superficie de la masa con un tenedor, cubir el fondo con un papel de horno y lastrarlo con unos pesos (garbanzos o alubias), hornearlo durante unos 30 minutos, después quitar el papel y los pesos y meterlo de nuevo al horno durante 5-10 minutos, hasta que la superficie comience a dorarse. Se puede aprovechar para tostar un poco los piñones en el horno durante unos minutos.
Mientras se hornea el fondo de la tarta, podemos ir haciendo el relleno, para ello se calienta la mitad del aceite en una sartén, se añade la carne de ternera y se cocina a fuego fuerte durante unos minutos, entonces se echa la carne de cerdo, se mezcla bien y se fríe durante unos 15 minutos, se añade el puré de tomate, el azúcar, la sal y las especias, dejándolo unos 10 minutos más.
Mientras, en otra sartén con el resto del aceite, freiremos las cebollas a fuego suave, hasta que empiecen a oscurecer, entonces las escurrimos bien del aceite y las mezclamos a la carne junto con los piñones.
Para montar el pastel, ponemos la mitad de relleno, procurando escurrir el aceite, sobre la masa horneada, con el dorso de una cuchara hacemos dos hoyos en el relleno y rompemos un huevo en cada uno de ellos, con una cuchara de madera removemos suavemente los huevos con la carne, procurando que no se mezclen demasiado, sino que se distinga la clara de la yema, se cubre todo con el resto del relleno y se procede de igual modo con el resto de los huevos.
Volvemos a meter el pastel en el horno a 190º y lo dejamos unos 15 minutos, hasta que los huevos estén cuajados.
Se puede servir caliente o templado...frío también está buenísimo.
Para la masa, mezclar en un bol300 gr. de harina, 1/2 cucharadita de sal y 160 gr. de mantequilla fría cortada en cubos, mezclarlo todo con la punta de los dedos o en la amasadora, hasta conseguir unas migas finas, añadir 70 ml. de agua muy fría y mezclar muy poco, hasta conseguir una bola de masa, yo le he añadido una cucharada de semillas de amapola.
Esta masa se puede conservar en el frigorífico durante 5 dias, o en el congelador durante meses.